Para construir un futuro mejor necesitamos vivir el presente de manera plena y responsable aplicando la perspectiva de la sostenibilidad, que ha de influir en las formas de producir y consumir, actualizar la política y configurar otro estilo de vida. Es necesario un pensamiento capaz de aceptar el reto de la complejidad del mundo de hoy; por tanto, esta cuestión no puede aplazarse. Urge formar mentes capaces de entender los vínculos entre procesos, interacciones e implicaciones mutuas, entre los hechos y las incertidumbres, tanto del conocimiento como de la realidad. La escuela debe marcarse el objetivo de recomponer del conocimiento. En un mundo que tiende a la división y la especialización, es necesario redescubrir la importancia de la unidad mediante la superación de la fragmentación y la integración del conocimiento con el objetivo de adquirir las habilidades necesarias para experimentar la complejidad, cultural y social, y gestionar la actual incertidumbre. Con estas palabras se inauguraba el congreso “La investigación en educación. La escuela de la sostenibilidad, el bienestar y la acogida en tiempo de pandemia”, coorganizado por las universidades de Bolzano y de Valencia, que se celebró en la Facultat de Filosofia i Ciències de l’Educació de esta última. El congreso se dividió en cuatro secciones –educación y tecnología, educación y bienestar, educación y sostenibilidad, y educación y acogida– en las que los investigadores participantes fueron desarrollando sus conclusiones respecto a cada una de estas temáticas concretadas en la escuela valenciana y siciliana en estos tiempos de pandemia.