Casi todos los inventarios de bibliotecas mallorquinas anteriores a 1550 fueron recogidos en el extraordinario estudio (1991) de J. N. Hillgarth. En este libro se ha buscado darle continuidad de una manera mucho más modesta, limitada a los libros del grupo central asistencial. Inicialmente se recorre la brillante época renacentista, pero ya desde antes de acabar el siglo XVI la acción de la Inquisición sobre el libro se hace patente. Esta influencia solo perdió fuerza cuando la enorme producción impresa del XVII comenzó a obstruir la formidable maquinaria censora inquisitorial. En la Europa que siguió a la Paz de Westfalia (1648), se hizo posible un fenómeno cultural nuevo: a través de la correspondencia postal, segura y rápida, los lectores intercambiaban cartas, materiales y libros. Circularon teorías y prácticas nuevas que cambiaban las ideas sobre la naturaleza hasta entonces sostenidas. Surgieron discusiones y aumentaron las controversias y polémicas. Recubrió Europa un ambiente cultural que los contemporáneos llamaron la república de las letras, que comprendía los ámbitos literario y científico. Este libro busca situar unos lectores «médicos, cirujanos y boticarios que ejercieron en Mallorca» en los dos escenarios.