Siempre he pensado que las marcas que deja el proceso constructivo en un edificio antiguo, son como un libro para todos los técnicos de la construcción. No es necesario disponer de unos datos históricos, casi siempre inexistentes en cuanto a edificios sencillos, para saber si durante un momento de la historia se produjo una ampliación. La colocación de las piedras, los referidos, la misma composición del mortero y un largo etcétera son pruebas más que suficientes para aclarar la evolución del edificio. «El libro es fruto de una peregrinación por las tierras isleñas, a menudo citado con algún propietario, otras veces acompañado por el dueño o campesino de la finca, y la mayoría de veces, presentándome como un desconocido, pero terminando siendo bien recibido.» El subtítulo del libro responde a la norma 28 del Plan territorial insular de Mallorca. Esta norma es de vital importancia para saber si un edificio es susceptible de ser rehabilitado o ampliado partiendo de una vivienda existente, ya que se ha de demostrar que, efectivamente, hablamos de una vivienda y no de una edificación de usos agrícolas o ganaderos. En este libro se dan la mano la arquitectura, la historia y la construcción para explicar y justificar la antigüedad de estos edificios.