La observación y el contacto directo con la realidad, según Jesús Fernández, son el mejor modo de contrastar los modelos teóricos y comprobar si casan con aquella. Con este principio abordó el estudio de amplios espacios geográficos que, en definitiva, nutrieron el libro Geomorfología estructural (2006). En su conjunto, el libro está repleto de aportaciones inéditas sobre el relieve de amplios sectores de las cordilleras Cantábrica, Ibérica y Bética. Sin embargo, la verdadera innovación no se limita al dar a conocer hechos particulares, sino en elevarlos a la categoría de conceptos generales en la concepción de teorías sobre la formación del relieve. El trabajo constituye un exhaustivo y pormenorizado análisis de cada uno de los elementos que componen el relieve de cada espacio geográfico se convierte en la herramienta fundamental: el estudio de cada espacio geográfico se ha basado, por así decirlo, en «hechos reales», en la observación.